Un buen costillar a la parrilla es sinónimo de sabor inolvidable. Acá te compartimos los pasos clave para lograr un costillar tierno, jugoso y lleno de sabor en tu parrilla a gas.
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Elige el costillar correcto
Opta por un costillar de cerdo fresco, bien marmoleado y de buena procedencia. Las costillas estilo St. Louis o Baby Ribs son ideales por su suavidad y sabor. -
Preparación previa
Antes de sazonar, retira el exceso de grasa y la membrana plateada del reverso. Este detalle marca la diferencia para lograr una cocción pareja y permitir que los sabores penetren mejor. -
Sazonado con intención
Aplica una mezcla generosa de especias: sal, pimienta, ajo en polvo, pimentón y un toque de comino o mostaza en polvo. Déjalo reposar al menos 30 minutos antes de entrar a la parrilla. -
Parrilla lista y caliente
Precalienta tu parrilla a temperatura media-alta (180-200°C). Asegúrate de que esté limpia y aceitada para evitar que se pegue el costillar. -
Cocina a fuego indirecto
Coloca el costillar en la zona de calor indirecto y cierra la tapa. Cocina lentamente por 1.5 a 2 horas, manteniendo una temperatura estable. La paciencia es clave. -
Ahumado opcional, sabor adicional
Si quieres subir de nivel, agrega astillas de madera (como manzano o nogal) sobre los quemadores para aportar un toque ahumado suave. Una joya para el paladar. -
Salsa en el momento justo
Durante los últimos 30 minutos, puedes pincelar con tu salsa BBQ favorita. Hazlo con moderación para evitar que se queme antes de tiempo. -
Chequea la temperatura interna
Usa un termómetro y asegúrate de que la carne alcance al menos 63–68°C. Esta es la clave para una textura jugosa y segura. -
Deja reposar y sirve con estilo
Una vez fuera de la parrilla, deja reposar 10 minutos antes de cortar. Esto permite que los jugos se redistribuyan y cada bocado sea una explosión de sabor.